Construir un edificio lleva mucho tiempo y no es una tarea fácil. Ingeniárselas para crear un diseño nuevo no es sencillo, es una tarea que toma meses. Antes del diseño necesitaríamos preparación, que es lo que tomaría años. Luego de ese diseño (y la preparación) empieza la construcción de aquello que queremos, que necesita materiales, tiempo, dedicación, y sobre todo esfuerzo. Cada cosa en su lugar, la estructura definida, el tiempo invertido al igual que los gastos y el esfuerzo y al final construimos lo que diseñamos... supongamos que pasaron 8 meses.
Ahora bien, para un edificio ser destruido no toma casi nada de tiempo, no requiere tanto esfuerzo, ni hay que pensar mucho, simplemente destruir y ya. Puede tardar solo minutos el destruirse una obra bien hecha por una simple decisión. Si se quiere construir un edificio nuevo sobre el destruido primero hay que remover todo es escombro (que no es una tarea tan fácil, aunque es fácil tirar más escombro sobre lo destruido), luego se construye o reconstruye lo que queremos hacer, pero el haber sido destruido una vez no hace que la segunda vez se construya así de rápido como se destruyó.
Las decisiones las tomamos día a día, y dependiendo de ellas será nuestra edificación. Lo que sembramos cosechamos.
¿El qué construyes?
(Imagen tomada de: http://www.madridoculto.com/portal/Portals/0/antiguasmadrid%20%2830%29.jpg)